Aquí tenéis el precioso discurso de graduación de los alumnos de 2º de Bachillerato. ¡Esperamos que os guste tanto como a nosotros!
Buenas tardes, para empezar, debemos decir que el discurso que vamos a
pronunciar representa los sentimientos de todos nuestros compañeros y nosotros
estamos aquí para darlos a conocer. Antes de nada, queremos agradecer
a todas las personas que han hecho posible que estemos hoy todos aquí a punto
de terminar una de las etapas más importantes de nuestra vida, la vida en el
colegio.
Esa historia comenzó hace 15 años, cuando por primera vez nos pusimos
nuestro uniforme de “rojito”. Fue una etapa donde empezaron nuestras primeras
amistades, que muchas de ellas continúan hasta hoy, y seguro que para toda
nuestra vida. Se nos vienen a la cabeza millones de recuerdos las eternas
siestas, los festivales vestidos de gnomos, de estrella de mar, de flores…, aprendiendo
a leer con letrilandia, mirando a los mayores con esperanza de llegar algún día
a vestirnos de “azulito”
Ese día llegó, y comenzamos una etapa que duraría seis años, primero en el
piso de abajo donde durante primero y segundo aprendimos las tablas de
multiplicar, que algunos ya se nos han olvidado. Como olvidar aquellos bailes
de chulapos en el patio de infantil y las obras y bailes de teatro en navidad,
donde hubo hasta alguno que bailo flamenco. Más tarde subimos al segundo piso donde
comenzamos nuestro camino hacia la comunión que hicimos en cuarto. Gracias a
nuestros catequistas por prepararnos en esta etapa. Durante esta fase superamos
nuestro miedo al cambio de recreo, donde nuestros protagonistas eran los
piñones, los montones de paja y las pistas. Otro gran entretenimiento era la
arena fina y el tráfico de agua ilegal, que utilizábamos para hacer barro. En
quinto llego el temido cambio de clase, que a la larga todos agradecimos porque
nos hizo unirnos más cómo curso.
En sexto nos sorprendieron con las famosas
olimpiadas, y como olvidar la granja y la tensión por encontrar pareja. En
primaria también empezaron las extraescolares, los primeros equipos de fútbol,
que tenían una rivalidad sana, los bailes de ballet, danza española y los
equipos de voleibol, que también fortalecieron nuestras amistades gracias al
espíritu de equipo. Se nos venía encima la E.S.O. Cómo echaríamos de menos las
clases de flauta, el libroforum, los títeres o el ritmo y movimiento.
Después, se crearon las famosas preguntas de cómo sería la E.S.O., que
acabarían respondiéndose por sí solas. Costaría acostumbrarse a los horarios,
tantos profesores, nuevas asignaturas, etc… Pero luego no fue para tanto, para
que mentir, la E.S.O. coincidió con nuestra edad del pavo, por lo que la falda
comenzó a convertirse poco a poco en cinturón, sufrimos con la famosa frase de
Paco de “A meditar”. Comenzaron los partes a millones y durante esta época
llegó a nuestras vida nuestro mayor enemigo, la plataforma. Pero la E.S.O. no
solo tuvo cosas malas por fin podíamos entrar en la discoteca de la fiesta de
la familia, empezaron los festivales de Navidad y viajamos a Valencia, que gran
viaje ¿Te acuerdas Juan?...
“Estáis aquí porque queréis” ¿Os suena?, Pues así comenzó nuestra etapa en Bachillerato, con esta frase que ha resonado en nuestra cabeza durante dos
años, que vaya años… Las leyendas y miedos sobre Bachillerato se hicieron
realidad, y para que mentir, han sido dos años muy duros, de agobios y
sufrimiento con cada semana de globales y parciales, pero nada nos hacía más
felices que terminarlas. También es verdad que hemos pasado momentos muy
bonitos, como la confirmación, en donde debemos agradecer a las catequistas por
toda su paciencia. Otros momentos memorables fueron el día del traje, el famoso
viaje a Portugal y ese último día de uniforme, que nos hizo recordar lo cómodo
que era no tener que pensar en la ropa todas las mañanas.
Todos estos momentos, debemos agradecérselos a un conjunto de personas:
En primer lugar, a nuestros padres, porque gracias a su decisión de
traernos a este colegio, hoy formamos parte de esta gran familia, la del
Sagrado Corazón, pero gracias también por darnos ejemplo con vuestro compromiso
en la mejora permanente del colegio.
También debemos agradecer a nuestros profesores que, desde infantil hasta
hoy, han estado acompañándonos tanto en nuestra formación académica como
personal. Gracias por vuestro esfuerzo, paciencia, dedicación, sacrificio,
compromiso, en definitiva, por todo lo que habéis hecho por nosotros y el
afecto que nos habéis mostrado. En especial a todos los tutores que han ido
pasando por nuestra vida escolar, gracias por ejercer como padres dentro del
colegio, porque como decía la Santa madre “Educar es una obra de amor y de
justicia” y por transmitirnos todos los valores del Sagrado Corazón gracias a
los maravillosos videos de Tere Cousso y pastoral que nos hacían retrasar las
clases 5 minutos. Os pedimos perdón por todos esos pitidos de oídos cuando
vemos las notas, en especial a los de este último año que ya han tenido
suficiente con la chapuza de la LOMCE.
Gracias a las Religiosas del Sagrado Corazón, por hacernos visible en su
día a día la espiritualidad de Santa Magdalena Sofía desde infantil a
bachillerato. Gracias por no dejarnos olvidar que si hoy estamos aquí es
gracias a vosotras, gracias por enseñarnos que todos merecemos una oportunidad
y por darnos a entender que cada uno de nosotros tenemos algo que aportar y que
somos especiales, como decía la Santa Madre “Por el alma de una niña hubiera
fundado la sociedad del Sagrado Corazón”.
Gracias a Mariló por enseñarnos, mediante el amor y el cariño a obedecer
las normas si no queríamos acabar en su despacho, creo que todos recordamos el
miedo que sentíamos cuando cualquier profesor nos decía “Al despacho de Marilo”
por llevar la falda corta, el polo por fuera, alguna pulserilla de más. Gracias
a Carmen Cervera por enseñarnos con su ejemplo muchos valores de la Virgen a lo
largo de las reuniones en Hijos de María, por recibirnos siempre con una
sonrisa y tener una relación y atención especial por cada uno de nosotros.
Gracias también a Flora, Rosario, Mari Ángeles, Paloma de Luis, María de Gracia
o María Jesús, Chiqui y Tere Cousso, que también nos han acompañado durante
estos años.
Queremos agradecer también a las auxiliares, por soportarnos todos los días
en el comedor, en los recreos, en los pasillos y en la famosa enfermería, donde
Dolores, Mercedes y Mari Carmen estaban dispuestas a ayudarnos en lo que fuera,
aunque solo bajáramos para perder un rato de clase, cosa que funcionó hasta que
pusieron los famosos pases de enfermería.
Gracias a nuestros compañeros, porque hemos sido capaces de llevarnos bien,
unas veces más que otras…. Y aunque no seamos capaces de ponernos de acuerdo ni
para el diseño de una sudadera, siempre llegamos a un consenso. Gracias a los
que lleváis toda la vida y gracias a los que habéis ido llegando a lo largo de
todos estos años, haciendo de la familia del Saco mucho más grande y mejor. Sin
olvidarnos de todos aquellos que se han ido con los años, pero que siempre
serán parte de nosotros. Gracias por vuestra alegría, vuestra locura que hacían
el ir al colegio algo más ameno.
Gracias a las Pts, por darnos el privilegio de vivir en diversidad, porque
esa realidad nos enriquece, y gracias a vosotros queridísimos compañeros, que
no estabais con nosotros todas las horas, pero que nos dabais un ejemplo de
verdadera superación.
Hoy, especialmente queremos agradecer a Juan Carlos por su gran labor como
director del colegio que este año llega su fin, muchas gracias.
Gracias a secretaría y administración porque siempre se encuentran
disponibles y abiertos para ayudarnos en cualquier cosa.
Gracias a la pastoral por gestionar la transmisión de la espiritualidad de
Santa Magdalena Sofía.
La vida son etapas, y hoy queramos o no, tristes o contentos, finalizamos
una muy importante en nuestra vida, la del colegio. Podremos pensar que no
vamos a echar esto de menos, porque este último año ha producido en nosotros
miedos y agobios, pero es imposible no añorar esto, porque es evidente que
hemos vivido momentos difíciles con exámenes, castigos, suspensos, pero los
buenos momentos siempre pesan más que los malos y creo que va a ser imposible
no echar en falta la que para muchos ha sido como una segunda casa. Es un
momento en el que se enfrentan sentimientos, por una parte, de tristeza por
acabar el colegio y esperanza y miedo por el futuro que nos depara más allá de
aquí donde, nos espera la vida en la que se reconozca nuestro paso como hijos
del Sagrado Corazón.
Pero ahora tenemos una obligación que consiste en hacer
presentes los valores aprendidos en la sociedad, como decía de nuevo nuestra
madre fundadora “Ser alumno del Sagrado Corazón es una importante misión que
vosotros debéis continuar, completar nuestra tarea.” Y ahora ya solo nos queda
galopar y galopar hasta enterrarnos en el mar”.
Juan Menéndez, María Andreu y Almudena Menéndez