lunes, 7 de diciembre de 2015

CUENTIEMBRE




GANADORES 3ºA
Mi abuelo
Estaba yo ahí, tumbado, junto al parque. Recordando viejos momentos.  A mi lado se encontraba mi abuelo Paco, empezamos a jugar a la pelota y más tarde nos fuimos a la panadería de al lado, me compró un bollo de chocolate. A continuación me dijo que se tenía que ir, más tarde me dio un beso y me dijo que nos veríamos dentro de un tiempo, seguidamente mi madre me despertó, indicándome que tenía que ir al colegio que iba a llegar tarde. Miré al frente y vi la imagen de mi abuelo enmarcada,  aún con vida.
No pude contenerme.
Javier González de Castejón

EL ABRIGO
           Todo aquello comenzó cuando compró ese abrigo. Según él – el abrigo maldito. Desde que fue a la tienda, su vida cambió. Sintió tal atractivo por la prenda, que no dudó en adquirirla. Su mundo giró de tal forma que nadie le reconocía. Era invisible para la genta. Aquel hombre se había convertido en una sombra. Decidió entonces deshacerse de ese abrigo. Recorrió medio mundo para dejar la prenda lo más lejos de él. Volvió a su casa satisfecho, contento por lo que había hecho. Pero cuando abrió la puerta… Ahí estaba su abrigo maldito.

Tic-tac, tic-tac
Ese reloj me hace despertar, no es el mío, tampoco estoy en mi cuarto y apenas me puedo mover. No recuerdo nada del día anterior, solamente que se suponía que era un día escolar cualquiera. Ya parece que mi movilidad ha aumentado y me dedico a observar aquel lugar, dos adjetivos: tétrico y húmedo. Era un lugar con una puerta oxidada al fondo, debajo de ella una bandeja con comida similar a la que te dan en los aviones. Tenía un hambre voraz así que no le hice ascos y me la comí en un instante. Nada más terminar la puerta se abre de golpe y me fijo que había un sobre con un lacre en forma de pirámide el cual decía: “Esto simplemente acaba de comenzar”: Le di la vuelta al sobre y vi que ponía: “Firmado: Tu amigo fiel”



GANADORES 3ºB
Rota
Empecé a observar cómo caían las lágrimas por su mejilla, como si un grifo se hubiera roto. En realidad, era ella quien estaba rota.
Me acerqué, cuidadosamente, para no pisar sus pedazos. La abracé y, acto seguido, se giró y me preguntó:
— ¿Por qué las lágrimas son transparentes?—.
La miré y respondí: —Cariño, el dolor no se ve.
Carlota Villarroel

Me abrieron, me cerraron, me volvieron a abrir, me tiraron al suelo, me recogieron pero se cayeron todas las cosas… Ser estuche no es tan fácil como me dijeron.
Mariu Barón y María López

FINALISTAS 3ºB
Sin imaginación
Había una niña escribiendo un microrrelato; pero, al final, no pudo.
P.C.

Las estrellas
La luz tenue cae por detrás de las montañas. Y dejando al cielo como un fuego vivo, se va apagando hasta llegar a la noche, dejando chispas esparcidas por todo el firmamento.
MªPaz Jiménez


Un sueño
Ella lo tiene delante, va a conseguir lo que siempre ha querido pero, de repente, desaparece.
Ana Miño

La espera
Cuando me giré, mi corazón se vació. Él ya no estaba.
Me giraré otra vez.

Eugenia Sánchez

Toda una vida amando en silencio
Y en ese momento, me di cuenta de que era él. Lo había sido todo este tiempo. Ahora se me ha escapado; he estado ciega todo este tiempo y ya es tarde para pedir perdón por toda una vida.
María Franco

La vida no es lo que parece
Se levantó una mañana de domingo. Se dirigió al salón para ir a misa con su familia, como solía hacer siempre. En el salón se encontraba su madre, viendo en la televisión un accidente de coche. Lloraba sin parar, como un grifo entreabierto. Él la hablada, pero ella no respondía. Salió a la calle. Todos le ignoraban, hasta el quiosquero. Pensando que nadie lo quería, hizo algo de lo que sabía que se arrepentiría. Pero no ocurrió nada; no se ahogó.
Iván Fernández Varela

Posesión
Uña y carne. Son como Romeo y Julieta en su mejor sueño.
Pablo Hernández

Bajo sus dedos sudorosos y tensos, sus ojos cansados, respiración entrecortada y al corazón a punto de salírsele del pecho, comprendió que cuando acabara esa última página ya nada tendría sentido. La historia que había hecho de su miserable y despreciable vida algo menos terrorífico. Esa historia que había hecho que se olvidara de esperar con ansiedad que llegara el día de su muerte.
Cerró el libro. No podía seguir. Era mejor vivir así, sin miedo al disgusto del final, ignorando el después.

Paula de la Hoz

Realidad
Sentí que volaba; pero eso me hizo poner los pies otra vez en la tierra.
Ana Méndez

El sueño
Él estaba delante de mí y me estaba diciendo que me quería. Se acercó cada vez más y más y, entonces, abrí los ojos.
Rocío Real

La ilusión de un niño
Al principio, todo parecía inalcanzable.
Nada más lograrlo, el deseo y la felicidad desaparecieron.

Marcos Herrero


GANADORES 3ºC

—Hola, —Adiós, —Hola, —Adiós, —Hola…
Nunca hubo otro adiós.

Blanca Más de Xaxás

Este finde no salgo
A pesar de que se dio mucha prisa, cuando llegó ya era demasiado tarde. El retraso ya estaba en la plataforma.
Lucía Mora

No pienses antes de actuar
Un minuto de vida le quedaba a un anciano. Estaba en el portal y quería subir a su casa a despedirse de su mujer. Se puso a pensar: —Si subo en ascensor son treinta segundos, luego cinco segundos para sacar las llaves, otros cinco para abrir y tendría veinte segundos para despedirme. Si es mi mujer la que baja, serían treinta segundos esperando al ascensor, más otros treinta que tardaría en bajar…y ya no tuvo tiempo para pensar más.
Lucía Loscertales

FINALISTAS 3ºC
La soledad
Él se quedó solo y la soledad se quedó con él.
Álvaro Pazos

El Juicio Final
A mi alrededor había personas tumbadas con rostros de dolor inexpresivo. Yo con mi fusil en la mano parecía estar en medio de esa masacre.
Cuando desperté, estaba solo y hacía mucho, mucho calor.
Fernando Luna

Imagina
Lo veía a través de la ventana. Seguía leyendo en el salón. Intenté avisarlo, pero nada; en un abrir y cerrar de ojos se esfumó.
María Sierra

Antes muerta que vivida
Vio una luz y creyó que había sobrevivido, pero su muerte sólo acababa de empezar.
Pilar Santillán

Operación fallida
—¡¿Cómo?!— gritó. Yo la miraba, asustado. —¡Dijiste que lo tenías todo controlado!—.
—Ya, sí, pero las cosas se complicaron y se me fue de las manos. Además, no me habías explicado los métodos para dar fin al problema.
—Ni se te ocurra cargarme con el muerto. Esta era tu misión y, encima, yo te ayudé.
—Pues no me sirvió de mucho…
—Bueno, entonces dimito, no volveré a formar parte. Ahora defiéndete sin mí. Ya verás cuando se enteren…
—¡No! ¡Si se lo dices, mi vida correrá peligro!
—No me importa, y vete olvidándote de lo del jueves.
—¡Eso sí que no! ¡Ya está todo planeado para el gran golpe!
—Pues si no hubieras sacado un cero en Matemáticas, sí te hubiera dejado.
—Pero mamá…
—Nada de peros… Ya hablaremos.
Elena Simó
Titanic
Cabíamos los dos, pero tuve que morir yo.
Laura Argudín
 El escondite
Corría cojeando hacia la cabaña del árbol. Cuando entró, se asomó y vio que el hombre le estaba esperando sentado en un banco de piedra. No iba a poder salir de allí.
Beatriz Barbeito
 El capricho del pobre
El señor aparecía tumbado en su mismo sitio de siempre, la esquina de la entrada al metro. Pedía y pedía y cada día seguía. Si había algún día que no estaba allí, le daba un penique a cada vagabundo.
Gonzalo Riopérez

GANADORES 3ºD
Personificación
Mientras caía al vacío, pensaba en todo aquello que pude haber hecho, como haber escrito una novela o firmar un importante contrato o escribir una bonita composición musical. Pero mientras pensaba todo esto, también me di cuenta de que los lápices no piensan, ni hablan, ni se reprochan nada.
M.C.

Cuando ella aparecía yo me ocultaba y cuando yo aparecía, ella me evitaba. Éramos dos fenómenos separados pero cuando nos juntábamos formábamos algo hermoso; algo extraño y misterioso que aquellos que lo observaban desde abajo llamaban arco iris y se maravillaban al verlo.
María Rey

La cita
—¿Con quién has quedado?
—Se llama Pedro.
—¿Y es guapo?
—No sé; nunca lo he visto.
—Entonces, ¿cómo es que quedas con él, si no lo conoces?
—No he dicho eso; he dicho que nunca lo he visto.

A continuación se levantó, cogió su bastón y su perro la guio hacia donde habían quedado.

Icíar Ramírez

FINALISTAS 3ºD

La luna quería tanto al sol que moría cada noche solo para verlo brillar.
María Báscones e Icíar Ramírez

Distracción
Toca fracciones. Tic, tac. Miro a la ventana. Tic, tac. Miro a la pared. Tic, tac. Miro al reloj. Tic, tac. Se acabó la clase.
Jaime Carrasco

La habitación está oscura, luces apagadas. Desde mi cama veo entrar a mi padre. Me da las buenas noches, como siempre y, antes de que se vaya, le pido que mire si hay monstruos debajo de la cama, como siempre. Y, también como siempre, me dice que no hay monstruos debajo de la cama. Sale de mi habitación. Su voz no sonaba como siempre. La puerta se abre de nuevo y alguien entra. —¿Papá? —. No, ahora es mamá. Me da un beso en la mejilla y me dice:
—Papá sigue trabajando, no llegará a casa hasta muy tarde. Hoy miro yo debajo de la cama.
Carlota Tornos

Muerte
La vida es como un río; a veces con piedras, a veces sin ellas, pero siempre acaban en el mismo sitio.
Lucía Monterde

Su música suena
El día amanece y la música suena; camina ligero, nada le angustia, todo voluntad, todo corazón.
Sigue confiado, su mirada limpia y su visión clara.
Oscurece y sus ojos descansan.
El día amanece y su música vuelve a sonar.

María Álvarez

Historia de un asesino
Sirenas, gritos, llantos. Sé que he hecho algo malo, pero lo hice inconscientemente; era como si alguien me hubiese poseído, como si un ser sin conciencia me obligase a hacerlo.
En mi mente se repite una y otra vez la silueta de aquel cuerpo en el suelo, sin vida, sin alma, sin ninguna culpa por acabar así.
Ahora oscuridad. Solo veo negro. Estoy metido en una especie de cueva. Estoy olvidado, abandonado. Como si fuese un asesino refugiado, porque soy el arma homicida de un asesino. Yo soy el asesino.

Paloma de Miguel

Estuche
Estaba todo oscuro y no había casi espacio. De repente, veo la luz. Me agarran. Me despierto y soy un boli.
Mónica Fernández-Vega

Huida
Tembló. Había sangre por todas partes. Se había salvado. Estaba sola. Huyó.
Él la ve huir. La persigue. Ya casi la alcanza.  Ella lo nota. Huye rápida. Él es más veloz y la atrapa.
—Morirás, bicho asqueroso—, dijo mi hermanito orgulloso con el matamoscas en la mano.

Guadalupe Alós



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