Si
Lord Voldemort – o Voldemort a secas, ya despojado de todo título
– levantara la cabeza en este Madrid de 2018, la volvería meter en
el agujero en que esté su tumba. La capital está forrada, invadida,
por su archienemigo, que le mandó al otro mundo en un par de
ocasiones, la última ya definitivamente: Harry Potter.
Como
ya todo el mundo sabrá, la Exposición de Harry Potter llegó a
Madrid el pasado noviembre de 2017. Tal fue el éxito de su llegada,
que apenas pasado un mes de su comienzo, se prorrogó 3 meses más,
por lo que hay entradas hasta abril de este año.
Desde
el mismísimo Sombrero Seleccionador, que si eres uno de los
afortunados a los que eligen, te dirá de qué casa de Hogwarts eres,
pasando por el andén nueve y tres cuartos y por unas maravillosas
réplicas de las clases, como los invernaderos de Herbología, y los
despachos de los profesores, como el de la malvada profesora Umbridge
en la que está esa pluma que le hizo a Harry la cicatriz de “No
debo decir mentiras”.Llegarás hasta una zona dedicada enteramente
a las Artes Oscuras, con fotos de mortífagos y todos y cada uno de
los Horrocruxes de Quien-Vosotros-Sabéis.
Puedes
ir también a la reconfortante y cálida cabaña de Hagrid o visitar
una zona para los fanáticos del quidditch, en la que hay
equipamiento deportivo de cada casa del colegio.
En
conclusión, si eres un fanático de Potter,tienes hasta abril para
comprar una entrada,y si eres un goloso, visitar la sala en la que
está la tienda Honeydukes.
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