lunes, 2 de marzo de 2015

Descripción (por un alumno anónimo)




Descripción objetiva de mi mascota, Romina: 

Romina es una animal de cuatro patas, de tipo can, con pelo corto color canela. Tiene dos orejas en los extremos de su cabeza, dos ojos color miel, un hocico rosado y unos bigotes largos y finos, alrededor de los cuales le brotan unas pequitas oscuras. Su rabo es largo y dorado, excepto en su punta, donde posee un tinte blanco. Sus uñas son largas y gruesas, y sus almohadillas, blandas y acolchadas. Sus cuatro patas son altas y están decoradas por unas manchitas blancas situadas en sus finos y delicados dedos.
Su carácter es alegre, aunque ligeramente tímido cuando se trata de desconocidos, lo cual se debe al maltrato que recibió antes de llegar a la protectora donde le adoptamos. Hoy en día, es una perrita muy feliz, a la que le encanta gozar de nuestra compañía.  Una de sus actividades favoritas es ir al campo, ya que disfruta un montón saltando por encima de los arbustos y corriendo desatadamente, para después venir, velozmente, hacia nosotros a pedirnos que nos unamos a su juego.
Romi, como yo le llamo cariñosamente, es un animalito muy inteligente, pues aprende órdenes con mucha rapidez, y encuentra, sin demasiado esfuerzo, la comida que le escodemos por la habitación.
Pero, sin duda, lo que más me gusta destacar de ella, son sus incansables muestras de cariño, así como la forma de la que nos agradece, día tras día, que le diéramos una nueva oportunidad en su vida.

Descripción subjetiva de mi mascota, Romina:
 
Romina, linda bolita de pelo dorada, que parece abrazarte cuando a su lado te encuentras. Ella, que abandonada y tirada en la calle supo levantarse y ser guiada por su corazón valiente hasta ser rescatada. Ella, la cual, poseía aquella mirada asustada, temerosa e insegura, la que, encogida y agachada iba caminando sin confianza alguna.
Sí, así era ella nada más llegar a la protectora, hasta que surgió el día más feliz de su vida, el de su adopción.                                                                                                                                         
Años después de vivir con ella, me he dado cuenta de la seguridad que, ahora, Romina es capaz de transmitirme, así como la alegría y el cariño que despiertan sus ojos color miel, los cuales parecen decir tantas cosas con el fin de mostrarlas al mundo después, que simulan estar hablando con la sinceridad de un corazón libre de pecado.
Asimismo, esas orejitas cuyo tacto de terciopelo te recuerdan a un osito de peluche recién salido del almacén, son capaces de decirte cómo se siente en cada momento mediante sus graciosos y divertidos movimientos.
También, con su rabo bailando de un lado a otro incansablemente, te hace sentir bien, feliz, útil, al saber que, en ese mismo instante, ella se siente a gusto contigo, bien jugando, o bien sintiendo que su pelaje, suave y brillante como los astros que se iluminan y centellean en la inmensa oscuridad de la noche, está siendo acariciado por la mano frágil y delicada de su dueña.
La verdad es que Romina da enormes muestras de cariño en cada momento del día, desde un húmedo lametón tras recibir su cuenco de comida, hasta el simple hecho de tumbarse a tu lado cuando ella nota que lo que necesitas es su amor. Esto nos alegra mucho, al querer decir que, con nosotros, sus dueños, se siente bien y segura, de forma que nos quedamos con la certeza de que ella siempre nos protegerá como lo hemos hecho nosotros y lo seguiremos  haciendo con ella. 





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