Estamos en fechas navideñas y son propias las cenas y comilonas. Hasta
aquí todo normal. Yo tenía una de esas cenas y sin más predisposición qué la
incertidumbre de cuál sería el menú allí fui.
El lugar donde iba a cenar es un tanto original e innovador. No
sabes lo que vas a cenar ni tampoco quienes serán algunas de las personas con
las que vas a compartir la mesa y menú. Para nada podía yo pensar lo que me
esperaba entre aquellos platos.
Cuando llegó el momento de presentarnos: - hola, encantada, cómo
te llamas, a qué te dedicas… rápidamente
las piezas empezaron a encajar y los ojos se empezaron a agrandar. La sorpresa
fue mayúscula cuando entendí que tenía en mi mesa a 7 antiguas alumnas del
Sagrado Corazón de hace unos cuantos años. Os podéis imaginar: - ¿Y sigue en el
colegio….?, mi tutor preferido fue…, lo mejor fue el musical, me encantaba el
día de Santa Magdalena Sofía, ese profesor era guapísimo, el arroz blanco era
riquísimo…
Me hablaron de muchos de vosotros, de profesores que hoy estáis y
de algunos que ya se jubilaron, de religiosas, de auxiliares, de las cocineras
y debo decir que de todos con muchísimo cariño y respeto. Me hablaron de su
paso por el Colegio y todas coincidían en algo muy importante: sentían que
habían salido de allí con una gran calidad humana además de una buena formación
académica.
Durante la velada yo descubrí a unas jóvenes alegres, humildes,
cercanas y seguras. No las conocía de nada pero me sentí muy cercana a ellas y
muy orgullosa al mirarlas de la labor que se ha realizado y se realiza cada día
en el Colegio. Al mirarlas era inevitable veros a vosotros.
Creo que en unos tiempos como los actuales en los que la educación
está puesta en entredicho muy habitualmente una evidencia así sirve para
confiar y proteger gran parte de lo que somos y nos identifica.
Os contaré como anécdota, que se despidieron de mi cantando
algunas de las canciones del Colegio y
del musical Esencia y Horizonte del que se sabían ¡todas!.
Esa noche el menú estuvo muy rico, pero lo mejor fue el cariño que
me llevé entre plato y plato.
Un regalo así no podía dejar de compartirlo con vosotros. Enhorabuena compañeros.
Sara Robles
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