La ESO es esa etapa en la
que pasamos de ser unos niños a creernos mayores cuando, en realidad, no lo
somos tanto, aunque nos cueste admitirlo. Es esa etapa “maravillosa” en la cual
nos convertimos en esos fascinantes adolescentes que tanto gustan a profesores
y padres. Es ese momento en el cual nos da la sensación de que todo lo que
hacemos es criticado e infravalorado. A pesar de ello, los 4 años de ESO son
también de los más divertidos de tu vida; es cuando haces verdaderos amigos,
cuando empiezas a pensar por ti mismo y a tener claros tus ideales.
Volviendo al tema académico,
la ESO te enseña a tratar con una gran variedad de profesores, de los cuales
unos te gustan y otros no, y a los cuales a algunos les gustas y a otros no
tanto. Es el momento en el que empiezas a plantearte lo que es para ti un buen
o un mal profesor. Esto provoca que cuando te vas a ir del colegio, como es mi
caso, te planteas con quien te quedarías y a quien dejarías atrás.
Yo no puedo hablar en nombre
de todos mis compañeros de curso, pero tengo claro que hay ciertos profesores a
los cuales me llevaría en mi mochila. Son esos profesores que hacen que una
asignatura que a priori es un rollazo se convierta en algo apasionante y te
motivan a aprender, no únicamente a estudiar. Esos profesores que hacen que
después de 5 años teniendo claro la carrera que quieres estudiar, te hagan
replantearte tu futuro por completo.
También, hay otros
profesores a los cuales no te da demasiada pena perder de vista... Pero bueno,
seguro que en el fondo son tíos majetes.
En términos generales la ESO
no ha estado tan mal y seguro que en un futuro (no sé yo si muy cercano…)
miraremos hacia atrás y la recordaremos con cariño.
Carlos Enriquez de Salamanca (4ºESO)
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