Magdalena Sofía Barat nació en 1779 en Joigny, Francia,
mientras que un incendio causaba estragos en las casas de alrededor.
Realmente “hija del fuego”, el corazón de Sofía fue seducido por Dios
desde muy temprana edad, y se sintió atraída a una vida de oración
contemplativa. Al mismo tiempo se dio cuenta de que la Francia
postrevolucionaria necesitaba urgentemente ser reconstruida por medio
de una educación rigurosa y viviendo la espiritualidad del Corazón de
Cristo. Sofía y cuatro compañeras suyas hicieron sus primeros votos en
1800, y adoptaron un modo de vida religiosa que combinaba la
contemplación y el apostolado, y en la que ambos aspectos se apoyaban
mutuamente. "Descubrir y manifestar el Corazón de Cristo" sigue siendo
hoy día la misión de la Sociedad del Sagrado Corazón.
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