Finalizando el primer trimestre, quisiera recordar que el pasado día 17, hace 200 años, fue un día muy importante para la Sociedad del Sagrado Corazón y para los colegios que formamos parte de ella.
Hagamos un pequeño ejercicio de memoria histórica...
En el invierno y primavera de de 1814-15 Sofía estuvo muy enferma. En marzo de 1815 ya se encontraba con fuerzas para viajar a París y trabajar en la redacción de las nuevas Constituciones con Joseph Varin, en aquel momento novicio jesuita. En noviembre de 1815 ya estaba preparado el texto de las nuevas Constituciones. El 1 de noviembre se abrió la Congregación General en el convento de Santo Tomás de Villanueva, en París; estaba formado por dos representantes de cada casa, la Superiora y una religiosa profesa de la Comunidad. Durante un mes se deliberó sobre el boceto de las nuevas Constituciones. El boceto que se presentó estaba bajo el influjo no solo de los jesuitas, sino también de las Reglas de varias congregaciones y de las Órdenes y tradiciones más importantes en el campo de la educación en Francia, especialmente la de Santo Tomás de Villanueva, las ursulinas y el Colegio Real de St. Cyr.
El 17 de diciembre de 1815, una vez concluida la elección de cargos, la Congregación General, reunida en París, adoptó oficialmente las Constituciones como modo de vida. Este acto de aprobación en el Capítulo determinó el nuevo nombre de la Asociación, que desde ese momento se llamaría Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús. En aquel momento el nombre de la Congregación era el de "Damas de la Instrucción Cristiana", pues en Francia estaba prohibido utilizar el nombre de "Sagrado Corazón".
Al finalizar la Congregación General Sofía escribió, por primera vez, a todas las casa en calidad de Superiora General. En esta carta presentaba las líneas generales del propósito y de los resultados de la Congregación celebrada en París:
"... esta Sociedad se fundó para la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y debe dedicarse y consagrarse a la gloria y al culto de este Corazón, de tal modo que todas las obras que realice aboquen a este fin..."
Al abrir las Constituciones, aparece en primer lugar el Plan Compendiado del Instituto, que encierra, de alguna manera, la intuición original de Sofía, su "sueño" sobre la Sociedad que estaba naciendo.
El genio educador de Sofía Barat consistió en dar a la educación de las niñas lo que el Ministerio de la Convención del gobierno francés había rehusado: un nivel de educación reservado hasta entonces a los varones. En esto Sofía supo innovar con audacia. Estableció un programa escolar para desarrollar capacidades intelectuales que permitieran acceder por sí mismas a la conciencia de la dignidad de hijas de Dios y del sentido de la historia. A través de este tipo de formación intelectual y social, las jóvenes desarrollaban la capacidad de dar un sentido a su futuro, de hacer opciones existenciales en función de sus capacidades e intereses.
Juan Carlos Cabrero