El pasado día 20 de febrero dos
grupos de confirmación de Segundo de Bachillerato salimos a las ocho de la
mañana del colegio con destino a Santa María de Huerta (Soria). Se podía
percibir que era el sábado inmediato al fin de globales y las dos horas de
viaje se hicieron cortas para los trasnochadores. Íbamos acompañados por
nuestras dos catequistas, Beatriz y María, por José Ignacio y por Ana
Martín-Peña.
Antes de entrar en la Capilla,
José Ignacio nos puso uno de sus PowerPoints, uno nada convencional. Se trataba
de un “Messenger Celestial” en el que Jesús nos invitaba a cada uno de nosotros
(y digo cada uno porque había 50 perfiles con nuestros nombres) a comunicarnos
con Él. Por ello nos movimos a la Capilla. Y otro PowerPoint. La dinámica que
seguimos durante el día fue similar: Primero veíamos un PowerPoint que nos
conducía a la reflexión; después profundizábamos individualmente en el tema
tratado y por último nos juntábamos con nuestras respectivas catequistas.
Las
reflexiones individuales suponían a veces todo un reto, ya que la Capilla
consistía en una sala diáfana con pocas sillas y muchos cojines en el suelo y
resultaba inevitable echare una cabezada (todo hay que decirlo). No obstante,
las reflexiones en grupo fueron, a mi juicio, de las mejores que he tenido a lo
largo de estos casi tres años de preparación, a dos semanas de confirmarnos, y
de gran utilidad. Las conclusiones extraídas se pueden sintetizar en la famosa
fórmula de San Ignacio de Loyola: “De tal manera debemos esforzarnos como si
todo el éxito dependiera de únicamente de nuestro esfuerzo; y al mismo tiempo,
de tal manera debemos confiar en Dios como si todo dependiera de Él”.
También
cabe destacar el Discurso del Papa Francisco durante la JMJ de 2013 en Brasil,
donde anima a los jóvenes a “sudar la camiseta”, porque si lo dan todo se darán
cuenta de que no están solos, sino que forman parte de una gran familia que es
la Iglesia. Todo lo que nos enseñó José Ignacio iba enfocado, en definitiva, al
compromiso que adquirimos el domingo 6 de marzo. Esa noche vimos la película
“The Bucket List”, traducida al español como “Ahora o nunca”, pero cuya
traducción literal sería algo así como “Lista de cosas que hacer antes de
morir”. Es una película que incita a la reflexión, sobre todo a la reflexión de
cómo enfocar y vivir tu vida, y que te recuerda lo afortunado que eres por
tener lo que tienes y lo agradecido que debes estar por ello.
Al lado de la casa de las
religiosas, se encuentra un monasterio cisterciense de la Orden de San Benito
(sí, el de la máxima “Ora et Labora”). Por la noche estuvimos en la oración de
las Completas, donde rezan por infinitud de personas y que acompañan con cantos
gregorianos (parecidos al Te lucis ante
terminum que Mónica nos ponía en 3º). El domingo tuvimos allí la misa con
más gente del pueblo y después uno de los monjes se retiró con nosotros para
que le preguntáramos acerca de todas nuestras dudas. Creó que a todos nos gustó
mucho, sobre todo porque tendemos a creer erróneamente que una persona dedicada
a la vida contemplativa no tiene una visión actual de la realidad y sin embargo
su forma de pensar era verdaderamente moderna.
Antes de irnos, Ana
Martín-Peña nos regaló a cada uno el Evangelio del año y nos recomendó que lo
tuviéramos en un sitio a mano para que pudiéramos leerlo cada día. (John Piper
dijo: “Para el que se ha aburrido de leer la Biblia: si una persona ciega no
puede ver el sol, no es culpa del sol”). Creo que el fin de semana superó
nuestras expectativas y sirvió para afianzar el deseo de confirmarnos. Queremos
darles las gracias a las religiosas de Santa María de Huerta por acogernos en
su casa y hacernos sentir como en la nuestra.
Elena Pavía (Confirmanda entonces, confirmada ahora)