Brujuleo os presenta el discurso de inauguración de los VI Juegos Escolares 2016, su contenido y mensaje nos hace reflexionar y hace que paremos un instante para tomar el impulso que nos hace falta para arrancar con firmeza y deportividad estas jornadas.
DISCURSO APERTURA
Los juegos olímpicos modernos nos proponen una mejora de la sociedad a través del deporte. Pero también nos proponen con mucha convicción un ejercicio cotidiano de la práctica del buen ejemplo, desde valores tales como la amistad, la solidaridad, la tolerancia, el juego limpio en todos los trances y actividades. En la Carta Olímpica se dice textualmente: “Objetivo Olímpico es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana”.
El deporte debe contribuir a fomentar el valor, estimulando a sus practicantes a luchar contra las dificultades en vez de rendirse ante la adversidad; la moderación, enseñándoles la importancia del autodominio y del sentido del orden; la justicia, exigiéndoles una actitud leal de juego limpio y también de respeto hacia unas normas y reglamentos; y la modestia, haciéndoles evaluar las propias virtudes y cualidades de manera objetiva y en comparación con los demás. Es más difícil saber ganar que perder.
La vida es una olimpiada en la que participamos todos, cada uno en un equipo. Todos por el hecho de nacer, ya pertenecemos a un equipo. Para participar en estos juegos olímpicos del colegio no hace falta trasladarse a ninguna nación ni a ningún estadio olímpico. Cada uno de vosotros, en su propio ambiente, en su familia, con sus amigos, ya está participando, pues ¡el mundo es el estadio!
Todos somos a la vez deportistas y espectadores. Participamos de la vida y contemplamos la vida. Nos esforzamos en vivirla y apoyamos a los demás para que vivan la suya. Todos nos ayudamos para obtener el éxito. No existe selección, no hay mejores ni peores, el hecho de ser persona ya te capacita para participar. Nadie puede negarse a participar, ya que la vida… ¡hay que vivirla! Todos tenéis las mismas posibilidades, todos tenéis fuerza para conseguir el éxito.
Nadie nace sabiendo. Hemos de aprender. Aprendemos a andar, a escribir, a nadar, a comportarnos… Y se aprende entrenándose. Repetimos, y a fuerza de repetir, aprendemos. Los grandes entrenadores, en nuestra vida, los padres y profesores. Ellos desde su experiencia, palabra, consejo y ejemplo, como maestros en el deporte de la vida, nos enseñan lo que saben.
La vida, al igual que el deporte, conlleva renuncia y sacrificio. Nadie consigue algo importante si no está dispuesto a renunciar a algo, a sacrificarse por algo. Renuncia y se sacrifica el deportista para conseguir vencer al “crono”, para fortalecer sus músculos, para estar en forma… Renunciamos y nos sacrificamos cuando luchamos por superarnos a nosotros mismos y conseguir un mejor futuro.
Eres tú quien lleva el timón y quien, en cada momento, ha de enderezar el rumbo para seguir el camino trazado y conseguir llegar a la meta: ¡ser persona! Habrá momentos en que te desanimarás, como cualquier deportista. Momentos en los que desearás tirar todo por la borda, abandonar la lucha; momentos en los que renunciarías y cederías a lo cómodo, a lo que no exige esfuerzo. Llegarán también las lesiones, cuando todo parece que se derrumba a tu alrededor… Necesitarás fuerza de voluntad, constancia, disciplina, armas necesarias para vencer la dificultad, superarte a ti mismo y batir tu propia marca; necesitarás también ilusión y alegría.
En la vida, como en los juegos olímpicos se vive en equipo, nadie va solo. Cuando te alegres con el que tienes a tu lado, con el que necesite ayuda, entonces habrás ganado la prueba y podrás subir al “podium” de los vencedores. La medalla consiste en la satisfacción de estar con los que te rodean, ayudar a los que te necesitan, ponerte en el lugar del otro, y poder decir: ¡ha merecido la pena… pues
lo importante es participar!
¡Ahora te toca a ti! ¡Quedan inaugurados los VI juegos olímpicos del Colegio Sagrado Corazón de Chamartín!
Juan Carlos Cabrero
Bravo!!!!
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