Esta es
la historia de un explorador llamado Cristóbal. Al comienzo de esta historia,
él no todavía no era consciente de que se convertiría en uno de los mayores
exploradores del mundo.
Todo
comenzó una tarde de invierno y de viernes, mientras jugaba con sus amigos a
las cartas en “La taberna de los Reyes”, ubicada cerca del puerto de
Cádiz. A punto de ganar la partida, algo
le distrajo. Un señor entró gritando que los Reyes Católicos estaban buscando a
un explorador para mandarle a un viaje por los mares, y que aquellos que se
ofrecieran pasarían unas pruebas para ver si estaban preparados. Además, también comentó que aquellos que
zarparan en el barco ganarían una buena fortuna.
Cristóbal,
que no andaba bien de dinero, ya que había salido de su país de nacimiento con
poco, no se lo pensó dos veces ya que en Cádiz no tenía nada que hacer. Se acercó al señor y le preguntó donde había
que apuntarse. Al día siguiente cogía un barco con destino al Puerto de Palos.
El
puerto estaba lleno de candidatos. Les hicieron pruebas físicas de correr,
saltos y fuerza. Además, les hacían pasar test de conocimientos marítimos y de
cultura general. Cuando terminaban también tenían un reconocimiento
médico. Cristóbal consiguió sacar buenos
resultados en todo, y pasar las pruebas cómo futuro capitán de la exploración.
Tendría a su cargo tres navíos: La Pinta, la Niña y la Santa María.
El 12 de
octubre de 1492, partieron. Dos meses después y tras días muy duros en la mar,
sin casi quedarles comida, llegaron a tierra.
Nada más bajar del barco, se
encontraron a un grupo de humanos de piel oscura. Creyeron que había llegado a
las Indias.
Los
indios con los que se encontraron no hablan su idioma. Apenas sabían cómo
comunicarse con ellos y además, pensaban
que hasta les tenían miedo.
Una
tarde aburridos, Cristóbal junto a su grupo, sacó las cartas. Los indios, con
curiosidad, se acercaron a ver a que estaban haciendo, ya que les oían
reírse. Los españoles pensaron que para
pasar más rato con ellos y empezar a entenderles, igual enseñarles las reglas
del pocker era una buena manera. Pasaron
horas explicando con gestos las reglas del juego, e intentado conseguir que lo
entendieran. Se apostaron cacao, especias y tabaco… De esta manera, consiguieron comenzar una
relación que más adelante llegaría a ser una amistad.
Desde
ese día se enseñaban las tradiciones de las dos civilizaciones. Los españoles
les contaban las historias de los Reyes Isabel y Fernando, mientras que los
indios les explican sus costumbres y el modo de conseguir alimentos y como
trabajaban la agricultura y el ganado.
Ninguno
de todos los que allí estaban sabían dónde se encontraban, y aunque la historia
dice que Cristóbal Colón murió sin conocer que había llegado a América, la
realidad es que siempre lo supo.
Había
dibujado mapas marítimos, descubierto tierras y viajado. Algo no le encajaba en el tiempo de duración
de su viaje, en las costumbres de estos indios, y en las estrellas y como giraba
el sol. No se atrevió nunca a decir a nadie que sospechaba que no estaba en
Europa, pero la verdad es que años más tarde, muchos años después, la historia
le daría la razón. Cristóbal Colón había
sido el descubridor de América.
Lucía Martínez Narvarte
3er premio Categoría D.
3º y 4º ESO
X Concurso Literario
Sagrado Corazón Chamartín
No hay comentarios:
Publicar un comentario